Autoconocimiento debería ser una de esas materias obligatorias en la escuela. Una de esas asignaturas que uno no puede saltarse y que año tras año debe de alguna manera seguirse masterizando.
No podemos hablar de liderazgo, de inteligencia emocional, de ayudar a otros si nuestro punto de partida es ambigüo. Es necesario saber quiénes somos, qué queremos, qué miedos tenemos, qué ansiedades nos revuelven el estómago, cuáles son nuestros valores y qué es aquello que no negociamos.
En algún momento una persona que sigo dijo que esta época iba a ser una de aquellas temporadas en que nos íbamos a querer mucho, y también nos íbamos a “odiar” bastante. En una crisis se caen las máscaras, los miedos quedan a flor de piel, la resistencia al cambio, a amoldarse y a vivir lo que hoy en día vivimos se vuelve un muro de concreto en muchos casos. Cambiar es un acto doloroso, pero …
- ¿Cómo cambiar el mundo si no cambiamos nosotros?
- ¿Cómo cambiar el mundo si no nos damos cuenta de la necesidad del otro?
- ¿Cómo cambiar el mundo si no somos empáticos con el dolor de los demás?
- ¿Cómo cambiar el mundo si seguimos pensando en la mayoría de los casos que ser vulnerable es ser débil y que eso es “malo”?
Desprendámonos de nuestros viejos paradigmas, miremos atrás con convicción y decidamos que es aquello que ya no queremos vivir más, qué es aquello que en nuestra vida ya no queremos tener. Miremos el futuro desde los pies bien puestos en el presente. El presente está creado desde nuestra propia respiración, nuestro hoy y lo que sembremos define la forma en que el futuro se va a relacionar con nosotros. ¿Qué estamos llamando para nuestra vida?
Seamos nuestro propio interventor, hagamos el análisis sesudo de dónde estamos hoy, ¿Qué área de la vida merece la pena mirarse con ojo más crítico? – Seamos honestos, si no somos capaces de sincerarnos desde el fondo del alma, lo que va para afuera no será nuestra versión más honesta.
De nosotros depende que esta parada en seco, no sea en vano.
Go For It Now,