A mis 29 murió mi mamá, con su partida mis emociones quedaron a flor de piel y salieron a flote miles de miedos que no tenía idea que tenía.
A mis 48 y hace tan solo 3 semanas se fue mi papá, con su partida siento como si la fuerza se me hubiera ido, el foco, la ruta del camino. Y es curioso, porque de alguna manera sientes o piensas que por que eres grande muchas cosas no van a sentirse o no van a navegarse, pero oh sorpresa, cuando te das cuenta de que no importa cuántos años tengas el duelo se vive a fondo y seguir caminando igual no es posible.
Durante estas tres semanas que llevo sin papá, ni mamá, tengo 4 puntos de reflexión que quiero compartir, son puntos de reflexión que todos de alguna manera tenemos clarísimos, ¿pero saben? Cuando llega el verdadero momento de sentir que la ola te revuelca salen a la luz como cuando estás en una peli y el zoom lo ponen al máximo.
1. No eres inmortal: Aceptar que de acá nos vamos es fundamental. ¿Sabías que, entre los 25 y los 44 se dan el mayor número de muertes accidentales? Sabías que, entre los 45 y los 55 el estrés hace que nuestro cuerpo somatice muchas emociones a las que no se les da trámite y aumenta el número de personas diagnosticadas con: Colesterol y triglicéridos altos, diabetes, desordenes de sueño, ataques de pánico y ansiedad, ¿entre otras? Así qué: CUIDA DE TI, en todos los sentidos, tu cuerpo físico, mental y emocional. Agarra papel y lápiz en este instante y contéstate: ¿Te estás portando bien contigo en el hoy? ¿Qué estás haciendo en pro de sentir que tus días están llenitos de sentido? ¿Qué asuntos estás postergando? Si te fueras mañana ¿Qué relación tienes que solucionar?
2. No tomes nada ni nadie por hecho: En mi matemática mi papá iba a vivir como mínimo 90, le faltaron dos meses para llegar a los 81. Pero más allá de eso el que se fuera me hizo darme cuenta lo poco lista que estaba no solo para su partida sino para pensar en que algún día no estén personas fundamentales en mi hoy. AGRADECE todos los días, todo lo que tienes, lo pequeño, lo grande. Abre un diario de agradecimiento donde anotes aquellas pequeñas y grandes cosas que te pasan y qué es lo que te enseñan. NADA, absolutamente nada de lo que nos pasa sea bueno o “malo” pasa porque sí y siempre hay una lección que tenemos que asimilar, cambios para hacer en nuestro andar y trámites que deben hacerse en el hoy para la siembra del futuro.
3. Tu vida depende de ti – HAZTE CARGO: No te quejes, no culpes, evoluciona el papel de víctima o victimario. ¿Sabes de verdad quién eres? No tu business card, no tu título, no tu cuenta bancaria, no tus posesiones ¿Quién eres? ¿Qué quieres tú de ti? Acepta de una vez por todas que todo lo que te pasa es una construcción tuya y de nadie más. ¿Te gusta quién eres hoy?
4. AMA intensamente: Ríndete a ti y a tu amor por los demás, pareja, hijos, familia, ámate mucho y déjate amar. Nadie te va a romper, te rompes tu cuando no te amas. La abundancia nace del amor y la consciencia de lo que somos, si no te amas intensamente no hay abundancia real.
Espero mi reflexión te sirva.
#goforitnow
Ana